Los antojos de lechuga son bastante raros. La mayoría de las veces se nos antojan alimentos altos en grasa y/o azúcar y en cuanto los comemos, provocan la liberación de una especie de «droga» natural en nuestro cerebro que nos hace sentir placer y bienestar. Las carencias nutricionales pueden provocar antojos, sin embargo estos suelen estar relacionados con emociones u otras situaciones. Tener antojo por algo específico generalmente está ligado a algún sentimiento, saber a qué nos enfrentamos es el primer paso para la prevención.
Aqui los 4 grandes culpables de la mayoría de tus antojos:
- Hambre emocional. También se le conoce como hambre por estrés o estrés alimentario. Tanto los antojos como el hambre emocional reflejan un deseo intenso, en el antojo es por algo específico, algo diferente no nos va a satisfacer. Mientras que el hambre emocional es simplemente comer.
- Aburrimiento. Para algunas personas, comer siempre lo mismo puede ser práctico, reconfortante y un consuelo. Sin embargo, para quienes prefieren la variedad, las restricciones o falta de opciones pueden provocar antojos. Diversos estudios sugieren que una «dieta monótona» aún si ésta cumple con las necesidades nutricionales, puede provocar antojos. Esto le ocurre a las personas que hacen dietas demasiado restrictivas, ya que comer siempre lo mismo lleva al aburrimiento.
- Prohibición y/o privación. Una dieta demasiado restrictiva o en la que hay «alimentos malos» o «prohibidos», tarde o temprano nos lleva a aburrirnos. No permitir ciertos alimentos funciona como «supresión del pensamiento«.
Haz este pequeño ejercicio: «No pienses en un cielo plagado de estrellas.» «No pienses en un rojo atardecer en la playa.» ¿Pudiste NO pensar? No te preocupes, yo tampoco. Ahora trata de NO pensar en chocolate. Como tienes que recordar en qué no debes de pensar, eso justo está siempre en tu mente. Si sientes estrés al clasificar la comida como «buena y mala«, «saludable y no saludable«, quizás esta es la señal de que pronto sentirás antojos. Come lo que te gusta en cantidades moderadas y combina hábitos saludables para lograr y mantener tu peso ideal, antes de que las prohibiciones se acumulen. La gran excepción para este punto, es cuando la abstinencia es lo que te funciona mejor. Si no puedes comer sólo una galleta sin acabarte la caja y estás más cómodo y te sientes más seguro sin tener galletas en casa, no las compres. Será mucho más fácil no sentir antojo. - Hambre simplemente. Si hace ya varias horas que comiste por última vez, quizás lo que tengas no es un antojo sino simplemente hambre.
DIFERENCIA ENTRE HAMBRE Y ANTOJO
El hambre se satisface con distintos alimentos mientras que un antojo no. Si todo lo que ves en el menú o en tu refrigerador te parece bien, quizá sólo tengas hambre. Además, un antojo suele pasar, el hambre empeora.
OJO: El hambre suele confundirse con sed, así que puedes estar deshidratado. Bebe un vaso de agua, y observa qué sucede.
La próxima vez que tengas un antojo, haz una pausa y trata de identificar qué lo está provocando. Bebe agua. Pregúntate si realmente tienes hambre o antojo y recuerda que la comida no quita la tristeza ni repone algo perdido, que la inactividad y el aburrimiento no son buenos consejeros. Si identificas las causas de tus antojos, será más fácil evitarlos.
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