Básicamente la flacidez es la pérdida de tono y elasticidad en la musculatura y los tejidos de la piel. Puede observarse en el rostro (papada, párpados), los muslos, los brazos, los glúteos y, por supuesto, en el abdomen. Allí suele ser más notorio, ya que es donde se acumula mayormente el tejido adiposo.
La edad a partir de la cual la flacidez suele comenzar a percibirse es entre los 30 y 35 años cuando empieza a disminuir el funcionamiento de los fibroblastos (las células que producen la elastina y el colágeno, ambas fundamentales para otorgar elasticidad y firmeza a la piel). Dado que el paso del tiempo es un factor inevitable que induce a la flacidez, entre más nos cuidemos antes de cumplir los treinta, más se retrasará la aparición de síntomas.
¿Dónde está el problema, en la piel o en los músculos?
Para comenzar a atacar la flacidez, identifica donde se encuentra.
La flacidez puede ser cutánea o muscular. Si bien suelen presentarse juntas, es importante distinguir de qué tipo se trata para enfocarse en los ejercicios o tratamientos más adecuados para cada uno. De todas maneras, se debe actuar en ambos niveles, o de lo contrario, el problema seguirá existiendo.
- Flacidez cutánea: Se da cuando se alteran los tejidos de la epidermis y se afectan los procesos de producción de colágeno y elastina. Puede suceder por diversos motivos como la edad, exposición al sol, mala alimentación, embarazo, etc. SOLUCIÓN: Aplicar cremas reafirmantes.
- Flacidez muscular: Es la hipotonía del músculo, es decir, la falta de tono muscular. Básicamente se debe a la falta de ejercicio. SOLUCIÓN: Realizar actividad física con ejercicios localizados. En el caso del vientre, abdominales.
¿Por qué aparece la flacidez abdominal?
- MALA POSTURA: Haya o no grasa acumulada en el abdomen, mantener la espalda encorvada y los hombros hacia adelante hace que el vientre luzca abultado y favorece la pérdida de tonicidad del músculo transverso (un músculo abdominal fundamental para lograr una postura correcta y un vientre plano).
- PÉRDIDA BRUSCA DE PESO: Al bajar rápidamente una importante cantidad de kilos, se elimina gran volumen de grasa. La piel, que ya ha perdido elasticidad por el sobrepeso, queda colgando o formando pliegues. Por esta razón, las dietas deben ser lentas y estar supervisadas por un profesional. También debe evitarse el constante aumento y descenso de peso que daña los tejidos cutáneos.
- POSTPARTO: La piel se estira mucho durante el embarazo. Esto daña las fibras de colágeno y elastina, haciendo que pierdan su elasticidad, lo que dificulta que se retraiga una vez que la mujer da a luz, por lo que queda flácida sobre el abdomen.
- SEDENTARISMO: La falta de ejercicio es uno de los principales motivos por los que la flacidez aparece tempranamente. El sedentarismo hace que las fibras cutáneas, los músculos y el organismo se acostumbren, derivando en flacidez tanto muscular como de la piel. La actividad física tonifica y endurece, lo que permite revertir dichas consecuencias.
- SOBREPESO: El exceso de adiposidad relaja la firmeza de la piel. Mientras más tiempo se mantenga esta situación, más difícil será revertirla, ya que no solo habrá flacidez cutánea, sino también a nivel muscular.
- MALA ALIMENTACIÓN: La carencia de proteínas (carnes, huevo) y el abuso de comidas ricas en grasas, azúcares y harinas (galletas, refrescos, frituras, productos industriales) propician la flacidez abdominal. Las primeras son imprescindibles para la formación de los tejidos, y las segundas brindan una consistencia blanda al vientre, incluso aunque no haya exceso de peso.
- EXPOSICIÓN AL SOL: Una exposición al sol incorrecta o excesiva (lo que incluye a las camas solares) favorece la destrucción de las fibras de colágeno y elastina, debido a que los rayos UV deshidratan y deterioran los fibroblastos.
La flacidez no es un problema propio de las personas con kilos de más. Hasta las personas más delgadas pueden tener una pancita blanda.
💫
Deja tu comentario