Los primeros días de enero traen consigo, en la mayoría de las personas, un enorme remordimiento por haber comido en exceso durante las fiestas decembrinas. Por ello, es frecuente que quieran perder peso rápidamente y a toda costa, e indudablemente, esta no es la mejor solución.
Con el Año Nuevo llegan los buenos propósitos y entre ellos siempre se encuentra el de adelgazar. Lo primero que debemos tener en cuenta es que “perder peso” no es sinónimo de alimentación saludable y para obtener el objetivo de adelgazar, en ocasiones, cometemos una serie de errores y de malas decisiones.
- Las dietas milagro «detox» NO existen. Perder tres kilos en una semana no es sano y sólo traerá como consecuencia el tan temido efecto rebote. Debemos perder esos kilos de más de manera progresiva, perdiendo grasa y no líquidos (o masa muscular) y siempre a través de una alimentación equilibrada, que incluya todos los grupos de alimentos y bajo supervisión profesional, especialmente si existe alguna patología previa.
- El ayuno NO es la solución. Si sometemos a nuestro cuerpo a una situación de estrés, se pondrá en alerta y cuando volvamos a comer con normalidad, todo lo que ingiramos lo guardará por si se produce una nueva etapa de escasez. Debemos hacer, ahora más que nunca, cinco comidas al día. Lo importante es lo que ingiramos, cómo lo hagamos y en qué cantidad.
- Retoma el ejercicio físico. No es necesario acudir al gimnasio todos los días, lo importante es que adquiramos una rutina semanal que nos ayude a sentirnos mejor. El tipo de ejercicio dependerá del género, la edad y la condición física de cada uno de nosotros. Caminar 30 minutos a paso ligero puede ser un buen comienzo. Lo importante es adquirir el hábito y mantenerlo.
- El desayuno debe ser la comida MÁS importante del día. Evitemos los alimentos más calóricos y optemos por lácteos descremados, fruta fresca y algo de proteína (claras, o quesos bajos en grasas), así como 1 porción de carbohidrato (1 rebanada de pan tostado o bien 1/2 taza de avena).
- A media mañana debemos tomar una pequeña colación. Podemos optar por fruta, vegetales (pepinos, jícama o apio) o unas cinco nueces. Lo que no debemos hacer nunca es llegar a la comida sin haber consumido nada desde el desayuno. Hacer un tentempié a media mañana y a media tarde es bueno por dos razones: Por un lado, porque hará que no lleguemos a la siguiente comida con hambre voraz, y devoremos todo. Y la segunda, porque cada vez que ingerimos algo estamos poniendo en marcha nuestro metabolismo, lo que significa que estamos quemando calorías. Por ejemplo, si comemos una manzana que pueden ser entre 55 y 60 calorías y necesitamos 200 para digerirla, ya hemos puesto a nuestro metabolismo en menos 140-145 calorías.”
- Agua e infusiones. Es importante que bebamos entre dos y tres litros de agua al día en función del género, la actividad física que desarrollemos y si existe o no alguna patología previa. El primer vaso de agua debe ser en ayunas y, si lo que queremos es adelgazar, consúmela fría (el cuerpo consumirá más calorías para calentarla). Tras los excesos resulta de vital importancia hidratarse bien, entre otras cosas porque nos ayudará también a eliminar toxinas.
- Reduce el consumo de grasas. Si queremos perder peso debemos ingerir mayor cantidad de verduras, carnes y pescados.
- Tan importante es lo que comemos, como lo es la forma de prepararlo. Debemos evitar las salsas cremosas y empanizados. Prefiere cocinar al vapor, a la plancha o al horno y utiliza poco aceite (no debemos superar las dos cucharadas al día).
- Elimina repostería, pan, galletas y dulces. Son alimentos muy calóricos y poco saludables. Si no podemos evitarlos, optemos por repostería elaborada en casa con ingredientes naturales (a ser posible integrales y con edulcorantes naturales en lugar de azúcar refinado).
- Fruta. Es la gran aliada en los tratamientos de pérdida de peso. Se recomienda su consumo previo a la comida y la cena de tal manera que nos ayude a saciarnos y llegar con menos hambre a las comidas más fuertes del día. Manzana, piña, naranja, kiwi o pera son las más recomendables.
Estas recomendaciones son en términos generales. Cada persona tiene necesidades, objetivos o patologías que harán que sea necesario incluir o excluir alimentos que puedan estar recomendados o no en otros casos. Por esta razón, siempre te recomiendo que cuando quieras cambiar hábitos o someterte a régimen nutricional, sea bajo supervisión profesional y con un estudio de salud previo.
Someter a nuestro cuerpo a dietas hipocalóricas o disociadas cada cierto tiempo puede ser perjudicial para nuestra salud. Lo importante es adquirir hábitos de alimentación saludables que podamos mantener de por vida y no volver a hacer dieta nunca más.
¡Feliz 2019!
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