1.- Mantiene saludable el sistema digestivo, dado que se come una gran cantidad de fibra que alimenta a la flora saludable de nuestro intestino. La evacuación es mucho mejor y el intestino realiza menos esfuerzo metabólico, ya que es el laboratorio que desintoxica nuestro cuerpo. Las frutas y verduras orgánicas (que no tienen pesticidas, colorantes ni saborizantes) hacen descansar al hígado.
2.- Aporta una gran cantidad de antioxidantes que le servirá a todas las células de nuestro cuerpo. Los pigmentos que tienen las plantas y las frutas (como el rojo de pimiento y el jitomate, o el anaranjado de la zanahoria y del salmón) son sustancias que nos protegen de los rayos ultravioleta a nivel de la piel. Las sustancias que ingerimos con las frutas (como la vitamina C del limón, del kiwi, frutas cítricas o guayabas) generan en nuestras células un ambiente de antioxidación. Esto prolongaría la vida de la célula con una mayor energía, evitando justamente el terreno propicio para el cáncer.
3.- Hace subir la glucosa en la sangre de una manera más suave, fisiológica, para dar energía a las células. Consumir una dieta alcalina evita los alimentos de alto impacto en la glucosa sanguínea: por ejemplo, no es lo mismo consumir papas fritas que una papa natural cocida con su cáscara. La pasta que consumimos debe ser integral para que se absorba más lentamente y tenga ese mismo efecto sobre la insulina, la cual nos hace engordar dado que es la única hormona que sintetiza la grasa. La insulina alta es mala porque es hipertensos, y en forma crónica, puede conducir a la diabetes tipo 2.
Deja tu comentario