La grasa corporal es necesaria para amortiguar estructuras óseas, sostener los órganos, generar nuevas células y almacenar energía, pero tener grasa en exceso puede ser peligroso para nuestro organismo. Por lo general, cuando hablamos del peso de una persona, señalamos de forma directa a su grasa visible, pero el tema es mucho más complejo que eso. Existe otro tipo de grasa más oculta que puede tener repercusiones en la salud y el rendimiento del organismo: la grasa visceral.
La grasa visceral se almacena dentro de la estructura que compone la zona abdominal y, por lo tanto, se encuentra recubriendo varios órganos importantes como el páncreas, el hígado, el estómago y los intestinos grueso y delgado respectivamente.
También se conoce como “grasa activa” debido a que una investigación observacional demostró que este tipo de tejido adiposo desempeña un papel característico y potencialmente peligroso capaz de afectar el funcionamiento de nuestro sistema endocrino (hormonal). El almacenamiento de mayores cantidades de grasa visceral se asocia con un gran riesgo de padecer problemas de salud, incluyendo diabetes tipo 2 así como cardiopatías.
Algunos factores que determinan la distribución de la grasa en el organismo, incluyendo la visceral, son la genética, la edad, el sexo, el contenido total de grasa corporal, la alimentación y el equilibrio energético.
Sin lugar a dudas, la grasa visceral aumenta con la edad independientemente de la masa de grasa corporal total, y esto suele ser más pronunciado en hombres que en mujeres. Un alto nivel de grasa “activa” también influye en la sensibilidad a la insulina, lo que significa que puede conducir a la diabetes tipo 2
Sin embargo, niveles saludables de grasa aíslan y protegen tus órganos, desempeñando un papel protagónico en la función endocrina y el sistema inmune de tu cuerpo.
Aunque podría ser complicado saber cuánta grasa visceral tienes en el organismo, no hay signos más notables que un vientre sobresaliente y una cintura ancha, factores que además de evidentes, son muy frecuentes tanto en mujeres como en hombres.
¿Quieres reducir tus niveles de grasa visceral? Contrario a lo que pueda pensarse, con un buen régimen alimenticio, un estilo de vida saludable y otros cambios en tus hábitos en general, es posible eliminarla -en gran parte- así como evitar su producción excesiva en el organismo.
¡ELIMINA LA GRASA VISCERAL!
- REDUCE CONSUMO DE AZÚCARES SIMPLES. Un elevado consumo de azúcares refinados (azúcar, jarabes, refrescos, repostería industrial, dulces, caramelos, mermeladas) se asocia con los niveles excesivos de grasa “activa”. Reemplaza su consumo por fuentes saludables de hidratos de carbono como granos enteros, leguminosas, frutas o vegetales frescos.
- TÉCNICAS DE COCCIÓN SALUDABLES. Hervir, cocinar al vapor, hornear y asar alimentos en vez de freírlos, te ayudará a tener una alimentación más saludables y baja en grasas.
- EJERCICIO AERÓBICO CONSTANTE. También conocido como “cardio”, los ejercicios aeróbicos son una manera eficiente de cuidar tu organismo realizando una actividad divertida, «quemar» grasas y reducir estos niveles adiposos. La cantidad de tiempo y de repeticiones son incluso más significativas que la intensidad, cuando de oxidar grasas se trata.
- MÁS FIBRA SALUDABLE. La fibra soluble absorbe agua y genera un tipo de gel que ayuda a metabolizar los alimentos a medida que pasan por tu sistema digestivo. Diversos estudios demuestran que esta clase de fibra estimula la pérdida de peso generando sensación de saciedad, por lo que, de forma natural comerás menos.
- DUERME AL MENOS 7 HORAS CADA NOCHE. Dormir es una necesidad fundamental para el cuerpo humano que influye incluso en el peso corporal y la acumulación de grasas. Numerosos estudios comprueban que aquellos que no descansan lo suficiente aumentan más su índice de grasas en el organismo, incluyendo el tejido adiposo visceral. Quienes duermen 5 horas o menos por la noche son más propensos a aumentar de peso que quienes descansaban 7 horas o más.
- BÁJALE AL ALCOHOL. Si consumes alcohol en grandes cantidades, es más probable que aumenten tus niveles de grasa visceral. Es tanto así que diversas investigaciones demostraron la relación que tiene el alcohol con desarrollar obesidad, produciendo grandes depósitos de grasa alrededor de la cintura y el abdomen.
- MANTÉN LA CALMA. REDUCE NIVELES DE ESTRÉS. El estrés puede desarrollar la acumulación de grasas mientras activa las glándulas suprarrenales para producir cortisol, denominada como la hormona del estrés. Diversas investigaciones han mostrado que los niveles altos de cortisol aumentan el apetito e impulsan el almacenamiento de grasa visceral. Las técnicas de relajación, como la meditación o yoga, la respiración profunda y otras tácticas de manejo y reducción del estrés, tienen grandes beneficios para nuestro bienestar y pueden ayudarnos a perder grasa visceral de manera más eficiente.
- REDUCE CONSUMO DE BEBDIDAS AZUCARADAS. Las bebidas azucaradas como los refrescos, jugos artificiales y café endulzado suelen ser más «peligrosos» que los bocadillos sólidos con alto contenido de azúcar. Nuestro cerebro no toma por igual las calorías en estado líquido y las sólidas, por lo que las calorías líquidas se convierten en grasas, de hecho, se dice que este es su único destino. Por tanto, si estás buscando perder peso, es sumamente recomendado que prestes atención a aquello que estás tomando más que a lo que estás comiendo.
- PESCADO UNA VEZ A LA SEMANA. El llamado “pescado azul” es un alimento nutritivo, con buen contenido de proteínas valiosas además de omega-3 que pueden ayudarte a fortalecer tu sistema inmune. Incluye en tu dieta 3 raciones de pescado azul por semana (salmón, sardinas, trucha).
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