La mortalidad por enfermedades cardiovasculares constituye una de las principales causas de muerte. A diferencia de lo que ha ocurrido en países desarrollados, en los que la mortalidad cardiovascular ha descendido en los últimos 20 años (en especial por la reducción en la prevalencia de tabaquismo), en los países de América Latina no se ha modificado sustancialmente. Es en los países en vías de desarrollo en los que la mortalidad por estas causas cobra mayor importancia, en especial por la elevada prevalencia de diversos factores de riesgo: presión arterial elevada, tabaco, colesterol elevado y sobrepeso/obesidad.
LA PREVENCIÓN
La modificación de los factores de riesgo es una premisa fundamental a poner en práctica para disminuir mortalidad por causas cardiovasculares.
La hipertensión arterial es una patología frecuente que se presenta en un tercio de la población mexicana, de acuerdo con la versión más reciente de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición; sólo el 70 por ciento de quienes la padecen han recibido diagnóstico, y de estos menos de la mitad la tienen bajo control. El consumo moderado de sal contribuye en forma directa a mejorar esta patología.
Un reciente estudio determinó que el consumo moderado de sal, de tres a cinco gramos diarios, ayuda a presentar una disminución de eventos cardiovasculares, mientras que el consumo muy alto se relaciona con un aumento de los mismos. De ahí la importancia de reducir la cantidad de sal en la dieta. de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública, el mexicano consume en promedio 11 gramos de sal por día, cuando la ingesta recomendad por la Organización Panamericana de la Salud es menor a 5.5 gramos por día. Sin embargo, los médicos han detectado que, si se indica el consumo moderado de sal, el paciente continuará con su ingesta usual. Por tanto, recordemos que, mientras menos sal consumamos mejor estará nuestra salud.
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