Este síndrome agrupa a un conjunto de factores de riesgo que pueden llevar a enfermedades cardiacas y diabetes. Conoce cómo prevenirlo y la dieta recomendada.
¿Qué es el síndrome metabólico?
El síndrome metabólico describe a un grupo de factores de riesgo que encamina a las personas hacia enfermedades cardiacas y diabetes tipo 2. Las personas con síndrome metabólico tienen al menos tres de los siguientes factores de riesgo: grasa excesiva en el abdomen, presión arterial elevada (hipertensión), niveles anormales de grasa en sangre e hiperglucemia (nivel alto de azúcar en sangre).
¿Cómo se diagnostica?
Con sólo poner al paciente de perfil se puede tener un diagnóstico de síndrome metabólico al observar la grasa excesiva presente en el abdomen. Por otro lado, también se realizan estudios complementarios para revisar los niveles de colesterol HDL, triglicéridos y glucemia. Con todas estas variables se puede obtener un diagnóstico acertado.
¿Cuáles son los síntomas?
No tiene síntomas y ése es el verdadero problema. La señal es la obesidad. Es una enfermedad silenciosa hasta que aparecen las complicaciones, las cuales son inherentes a los factores de riesgo. Pueden aparecer trastornos por la hipertensión arterial, problemas vasculares y/o cardiacos, entre otros. La mitad de los que tienen el síndrome desarrollan diabetes dos años después.
¿Cuál es el tratamiento?
Se sabe que el síndrome se revierte cuando el paciente baja de peso, por lo que la clave está en llevar una dieta correcta y hacer actividad física.
¿Cuál es la dieta recomendada?
Se recomienda la dieta mediterránea: ingesta de pescado de agua profunda, como salmón, trucha y atún y aumentar el consumo de oleaginosas (nueces, almendras, avellanas) al menos dos veces por semana. Son importantes los productos con omega 3, como el aceite de oliva, para disminuir los triglicéridos, y debemos comer una gran cantidad de fibra. Los lácteos deben ser descremados y se puede comer carne roja, pero determinados cortes como lomo y filete solamente.
Y, ¿el ejercicio?
Se recomienda caminata al menos tres veces por semana, 30 minutos al día.
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